Cuando mi jefa me dijo “no te preocupes que ya hablé para que te acrediten en la fiesta” yo supuse que ella nunca había ido a uno de los aniversarios de Brandon. Cuando mi amigo que estaba decidido a acompañarme esa noche me dijo “encontrémonos a las tres en la puerta” también supuse que nunca había ido a uno de los aniversarios de Brandon.
Este es uno de esos eventos donde te podes encontrar con los amigos que conociste por Fotolog, con la persona que te gusta en Facebook y nunca te animaste a agregar, o con aquella estrella de Twitter que odias porque nunca te siguió. El aniversario de Brandon es un “must” no solo por lo barata de la entrada sino también por el clima de reencuentro que se genera con gente que no ves hace mucho tiempo.
Por suerte, yo sabía que la gente se iba a agolpar en la puerta desde temprano y la entrada de Niceto iba a ser un caos de personas intentando averiguar si estaban en lista o llorándole a un patovica porque se olvidaron los documentos. Uno, que conoce el stress que conlleva organizar una fiesta, elige no estar haciendo llamar a Lisa para reclamarle que no está en la lista y prefiere ir a pagar la entrada, especialmente para poder después decirle a su jefa “te lo dije”.
El problema es cuando en la boletería no aceptan que pagues una entrada de once pesos con un billete de veinte como si fuera culpa tuya que no tengan cambio para darte. Pero como dije antes, uno siempre tiene que ser paciente y entender la vorágine de tener una cola de personas que no paraba de crecer. Así son los aniversarios de la Brandon. Un “must”.
En esta ocasión, otro atractivo muy grande era que la ya más que instalada Dengue Dancing iba a estar ubicada en el Lado B de Niceto. La fiesta que ya es un clásico de los jueves trasladó a sus figuras principales (Dj Traviesa, las Blue Cherrys) del Centro a Palermo. Moverse dentro de la pista ubicada al fondo del local se volvió tarea complicada pero no imposible para alrededor de las tres de la mañana.
Uno ya suponía que había gente puteando a sus amigos que le dijeron “vamos más tarde, seguro pasamos” mientras morían de frío afuera. Pero el sábado nadie pensaba en el invierno espantoso que nos está azotando, sino en jugar a la competencia de “a ver a cuantos ex me cruzo esta noche”. Porque es bien sabido: a un “must” van todos. Y el aniversario de Brandon es un “must”.
Es para levantarse y a aplaudir de pie que una fiesta pueda mantenerse dentro del circuito durante tanto tiempo. Mucho más admirable es que siempre hayan mantenido una línea y no se hayan desprendido de sus cimientos para acercarse a lo popular.
En la Brandon Gay Day la propuesta viene desde lo electrónico con sus Dj’s (como LatinaTurner, Toomy Disco, DJ Trincado) y Vj’s, pero a diferencia de otros lugares en el circuito es mucho más amigable con el que no es fanático del género. La gente puede bailar en la pista o simplemente apoyarse en la barra o los pasillos a charlar sin sentirse rezagado por bailarines egoístas que invaden tu espacio físico. Todo lo contrario, la BGD parece una salida XL donde todos son amigos.
Probablemente, mi única queja de la fiesta tenga que ver con que el fernet te lo daban junto a una lata de Pepsi y eso podría acusarse de sacrilegio, pero escapa a la organización de las queridas chicas de Brandon. Queridas por todos por abrir un espacio alternativo en el circuito queer sin la necesidad de caer en los lugares comunes de la movida. Convirtiendo el aniversario de cada año no solo en un “must”, sino también en la fiestita de cumpleaños que nadie se quiere perder, que nadie quiere que se la cuenten. Un lugar a donde ir a agradecerles bailando esos once años de amor que nos vienen regalando.